El piloto que cayó desde su avión… y mientras caía, volvió a subirse en él
Hasta 1918 los pilotos de combate alemanes y aliados de la Primera Guerra Mundial no comenzaron a llevar paracaídas en sus aparatos.
Por un lado, muchos de estos pilotos eran jóvenes y temerarios que se negaban a usarlos por temor a ser considerados cobardes. Y por otro lado, los altos mandos también opinaban que utilizarlos era una mala idea, porque con ello se menoscababa el espíritu de lucha.
Ante esta situación, fueron muchos los pilotos que perdieron la vida por no usar paracaídas.
Pero también se cuentan sorprendentes casos de pilotos que se vieron arrojados fuera de su avión en pleno vuelo y que, también en pleno vuelo, lograron volver a subir en él.
Hoy traigo a la Aldea Irreductible dos de estos extraordinarios casos… tan increíbles como posibles.
Grahame Donald y el extraño rizo
En el libro “On a Wing and a Prayer”, de Joshua Levine se relata el asombroso caso del el piloto escocés de la RAF Grahame Donald.
Una tarde de verano en 1917, Grahame pilotaba a una altura de 6.000 pies su Sopwith Camel.
En una brusca maniobra, Grahame puso el avión boca abajo (B), con tan
mala fortuna que en ese instante se le rompió la correa de seguridad,
precipitándose al vacío…
Pero mientras Grahame caía, el avión también comenzó a descender y, extrañamente, completó un amplio rizo o “loop” (C).
En una entrevista concedida 55 años más tarde Grahame explicó:
“Los primeros 2.000 pies pasan muy rápido. Mientras caía empecé a
oír mi pequeño y fiel Sopwith Camel en algún lugar cercano. De repente
caí de nuevo en él. “
Efectivamente, el piloto cayó sobre el ala superior del avión, a la que
se agarró con ambas manos. Después consiguió enganchar un pie en la
cabina de mando hasta que consiguió entrar en ella y hacerse con el
control del aparato.
Grahame Donald, ya como comandante de la RAF, también combatió en la Segunda Guerra Mundial.
Colgado de la ametralladora
El piloto británico Louis Strange volaba en un Martinsyde S1 con una ametralladora Lewis montada en el ala superior.
El 10 de mayo de 1915, en pleno combate, la ametralladora se quedó sin munición.
Strange se desató el arnés y se puso de pie para cambiar el tambor y recargar el arma, sujetando por un momento los mandos del aparato con sus rodillas.
En esto que el avión pierde súbitamente el control y se da la vuelta, dejando a Strange colgado de la ametralladora que estaba tratando de recargar.
El piloto comenzó a patalear hasta que consiguió enganchar un pie en la cabina… y después el otro, logrando tras varios agónicos minutos volver a meterse en ella para intentar tomar de nuevo el control del avión.
El panel de control y el asiento estaban destrozados a causa de las patadas y esfuerzos por volver a entrar en la cabina.
Tan solo a unos pocos cientos de metros del suelo logró enderezar el avión.
Sorprendentemente, tras el susto y nada más regresar a la base, lo primero con lo que se encontró fue con la reprimenda de sus compañeros, que le criticaron por “provocar un daño innecesario al panel de instrumentos y al asiento del avión”
Strange también participó como piloto de la RAF en la Segunda Guerra Mundial.
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